lunes, 7 de mayo de 2012

Teoría de los dominios de Turiel







Turiel ha encontrado que los niños pequeños razonan sobre asuntos sociales manifestando una comprensión mucho mayor de la predicha por Piaget y Kohlberg. Por lo menos desde los cuatro años, los niños son capaces de discriminar entre acontecimientos y normas sociales de diferente naturaleza y evaluar la importancia de una norma o la gravedad de su transgresión de acuerdo al ámbito al que pertenecen. En segundo lugar, el pensamiento social infantil no está dominado exclusivamente por la obediencia a la autoridad y a las reglas; mas bien, los resultados de estos estudios muestran que los niños pequeños reconocen límites en el poder de al autoridad y juzgan de forma crítica sus mandatos.

¿Cómo explica Turiel estos resultados? Según el, la experiencia social del niños es, desde muy pronto, extremadamente rica y variada. Participa en interacciones sociales que difieren cualitativamente en muchos sentidos y de las que es capaz de extraer consecuencias diversas. Así, por ejemplo, hay acciones que tienen un efecto directo en el bienestar o la integridad de las personas, ya sea favoreciéndolas o perjudicándolas. Otras, sin embargo, no tienen consecuencias intrínsecas pues su significado depende del contexto. Transgredir esas normas tiene consecuencias distintas que transgredir las que implican un daño a otro o un acto de injusticia (que, por lo general, va acompañado de la queja por parte de la víctima y de respuestas sociales mas intensas).

Turiel defiende que el niño, lejos de mantener una única orientación hacia todas esas experiencias, las interpreta y organiza en tres dominios conceptuales diferenciados: el personal, el socio-organizativo (o convencional) y el moral, cada uno regido por sus propios principios. El primer dominio es, como su nombre indica, jurisdicción de cada persona, es el ámbito en el que uno tiene derecho a elegir o decidir. Desde pequeños, los niños muestran tanto inclinaciones positivas hacia las personas y hacia las normas, así como conductas de oposición y resistencia a algunos aspectos de las normas culturales que revelan su necesidad de preservar su propia autonomía en ciertas decisiones. Así empiezan a construir desde pronto el dominio o jurisdicción de lo personal.

Los dominios convencional y moral remiten a un sistema de regulación de las interacciones sociales entre las personas, pero difieren en la naturaleza de las relaciones propias de cada uno. Las convenciones son uniformidades de conducta que sirven para coordinar la vida social pero que son susceptibles de ser alteradas. Así pues, lo que define el ámbito de las convenciones son las propias normas consensuadas por un grupo social y, por eso, su variabilidad puede ser muy grande de un contexto social a otro o de una época a otra. Por el contrario, el ámbito de la moralidad no se define por el consenso del grupo social: las normas morales priven actos que violan el bienestar, la integridad y los derechos de las personas y, por ello, no son alterables de un contexto a otro ni tampoco como resultado de un acuerdo.

Los estudios llevados a cabo por Turiel y colaboradores muestran que los niños empiezan a construir muy pronto estos dominios de juicio social, evaluando de modo diferente los acontecimientos y normas morales frente a los de naturaleza socio-convencional. Los progresos mas significativos, según Turiel, se producen dentro de cada dominio de conocimiento y en la creciente capacidad para coordinarlos. En otras palabras, si el niño debe evaluar un acontecimiento en el que entran en conflicto aspectos morales u no morales no es improbable que se centre en un solo aspecto descuidando otros, y juzgue que la solución de esa historia es, por ejemplo, obedecer al padre. Sin embargo, esto no significa que el niño no sea capaz de hacer consideraciones morales (como la injusticia de la decisión del padre) y distinguirlas de otras razones (pragmáticas, como evitar el castigo; de autoridad, como obedecer; o incluso razones basadas en el afecto, como “lo hace porque quiere a su padre”). De hecho, cuando se plantean situaciones en las que no hay conflictos entre componentes morales y no morales, los pequeños son capaces de juzgar las acciones de acuerdo con el ámbito al que pertenecen. Lo que progresa con la edad, pues, es la capacidad para considerar los distintos aspectos de una situación y resolver los conflictos que se producen entre éstos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario