lunes, 7 de mayo de 2012

Teoría Freudiana del desarrollo moral





 La teoría psicológica freudiana empieza con el mundo lleno de objetos. Entre ellos hay uno especial, el cuerpo, que es especial ya que actúa para sobrevivir y reproducirse y está guiado a estos fines por sus necesidades.

Una parte del cuerpo lo constituye el sistema nervioso. En el nacimiento, este sistema es poco más o menos como el de cualquier animal, o más bien el "Ello".
El sistema nervioso como Ello traduce las necesidades del cuerpo a fuerzas motivacionales llamas pulsiones que Freud tambien llamó deseos, que es un proceso primario.

El Ello preserva el principio de placer, que se entiende como una demanda de atender de forma inmediata a las necesidades.
Por otro lado, existe una pequeña porción de la mente, el consciente, que está agarrado a la realidad a través de los sentidos.
Alrededor de esta consciencia, algo que era "cosa" se va convirtiendo en Yo en el primer año de vida del niño. El Yo se apoya en la realidad a través de su consciencia, buscando objetos para satisfacer los deseos del Ello.
Esta actividad de búsqueda de soluciones es llamada proceso secundario.

El Yo, a diferencia del Ello, funciona de acuerdo con el principio de realidad, el cual estipula que se "satisfaga una necesidad tan pronto haya un objeto disponible". Representa la realidad y hasta cierto punto la razón.

No obstante, aunque el Yo se las ingenia para mantener contento al Ello, se encuentra con obstáculos del mundo externo. Sin embargo, el Yo guarda celosamente todas estas ayudas y obstáculos. Este registro de cosas a evitar y estrategias para conseguir es lo que se convertirá en el Superyo.
Esta instancia no se completa hasta los 7 años de edad y en algunas personas nunca se estructurará.
Hay dos aspectos del Superyo: Uno es la consciencia, constituida por la internalización de los castigos y advertencias y el otro es el llamado Ideal del Yo, el cual deriva de las recompensas y modelos positivos presentados al niño.




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